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Sin agua no hay vida

El pasado 22 de marzo se celebró el día mundial del agua, cuáles son las recomendaciones sanitarias la deuda pendiente en los barrios más pobres para garantizar el acceso al agua potable.

Por Lic. Érica Bianquet MN2373, trabajadora de la DGRH de la Cámara de Diputados de la Nación

 

Las guías alimentarias para la población argentina recomiendan beber, a lo largo del día, al menos dos litros de líquidos, sin azúcar, sin edulcorantes, preferentemente agua potable y no esperar a tener sed para hidratarse.

El agua es crucial para nuestra supervivencia. Una persona adulta en un clima cálido podría sobrevivir aproximadamente 10 días sin hidratarse y en el caso de los niños/as estos días se reducen a la mitad.

La proporción de agua en nuestra constitución corporal no es estable, cambia con la edad y recién a partir de la pubertad aparecen las diferencias de género. Las mujeres, por su mayor grasa corporal, tienen un porcentaje de agua menor que los varones.

Las necesidades del agua también varían a lo largo de la vida y se incrementan ante situaciones como el estrés crónico, la actividad intensa, el ejercicio físico, temperaturas extremas de mucho calor ambiental, la fiebre, la pérdida de agua por vómitos y/o diarreas, la diabetes descompensada y las quemaduras, entre otras.

El agua se encuentra en distintas proporciones en algunos alimentos. Las frutas y verduras están entre las que tienen mayor contenido de agua (aproximadamente un 90%), en contraposición con los aceites (0%).

A la hora de pensar una ingesta adecuada de agua es importante tener en cuenta que sustancias como la cafeína y el alcohol aumentan las pérdidas de agua por orina, debido a su efecto diurético. Por eso aconsejamos que la hidratación se cubra con agua potable principalmente y en menor proporción con alimentos que la contengan como las frutas y verduras.

Los grupos más vulnerables a la deshidratación son los adultos mayores y los niños/as pequeños, ya que en ellos la señal de alarma de la sed está disminuida.

Las recomendaciones son muy claras con respecto al consumo de agua segura sin embargo en los barrios el acceso al agua sigue siendo problemático. Diferentes situaciones como cortes de suministro reiterado, cañerías con poco flujo para que el agua circule, cortes por obras sin avisarle a los vecinos, abastecimiento insuficiente a través de las cisternas son moneda corriente de la realidad de esta crisis sanitaria que vulnera un derecho inalienable como es el acceso al agua

La demanda colectiva del agua como derecho humano reclama que se garanticen una serie de medidas básicas para el acceso al agua potable y el saneamiento en las villas. Aún seguimos esperando una propuesta sanitaria que contemple garantizar este derecho y darle fin a esta problemática histórica.

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